Los proyectos de Ficha Limpia, Ludopatía y eliminación de las PASO, demuestran que las negociaciones espurias entre políticos de todos los partidos, incluida LLA continúa. El macrismo denuncia acuerdos entre Milei y Cristina Fernández. Los gobernadores negocian uno por uno el apoyo al presupuesto.
Cuando escuchamos al presidente Milei hablar de cambios culturales, del abandono de la vieja política, de la casta y la eliminación de los privilegios, todos los argentinos miramos con esperanzas dejar atrás un pasado lleno de acuerdos subterfugios y componendas a espaldas del pueblo y hasta somos capaces de entender posiciones extremas, siempre y cuando reflejen el apego a una idea superior, que hasta pueda consistir en la eliminación lisa y llana de un estilo de política y sus personajes, más allá de los entendimientos por conveniencia y los contubernios para desplazar a alguien o subir al ring con quien me conviene polarizar.
Sobran los ejemplos para recordar de acuerdos de cúpulas de este tipo en la historia política argentina y con más razón en la era reciente, involucrando no sólo a dirigentes políticos que comen milanesas, sino a fiscales que juegan al fútbol o jueces que cenan en algún distinguido club de la Provincia de Buenos Aires o que viajan con todo pago al sur argentino, o el lawfare que involucra hasta medios de comunicación y periodistas calificados por el presidente como “ensobrados” y hasta empresarios corruptores que los hay por cientos según dice la justicia.
No vale la pena ahora detallar caso por caso, porque es eso, justamente lo que el pueblo argentino en su mayoría, votó para que se termine, lo que repudia y lo que no quiere volver a ver, lo mismo que a sus protagonistas.
Pero lo que acaba de pasar en el Congreso de la Nación me hace dudar de que aquellos días de ignominia se hayan terminado y ya, claramente, empieza a haber denuncias públicas no ya con sordina, sino con toda la voz y a través de las redes sociales, convertidas desde hace algún tiempo, en verdaderos realitys colectivos.
Es como si la política cambio, no se si para bien o para mal, hacia un modelo en el que ya no importa nada… es como si los políticos hubieran perdido el decoro y ya ni les importa que todo el mundo sepa de los acuerdos que hacen, que no les interese si los critican o si los descubren en alguna componenda para conseguir algún objetivo, sin importar si de esa forma traicionan la voluntad popular que los vió como los paladines de un cambio de época.
Esta semana el Congreso mostró dos decisiones muy emparentadas con eso de los acuerdos ominosos y lo mas sorprendente es quienes celebraron (o los acusan públicamente de haberlo hecho) esos arreglos.
Uno es el proyecto que recibió media sanción para prevenir la ludopatía en los juegos on line, que se aprobó con 139 votos de Unión por la Patria, la Coalición Cívica, Encuentro Federal y Democracia para Siempre (escisión de la UCR), pero con el voto en contra de LLA, PRO y UCR.
Si pregunto quién no está de acuerdo en evitar ése peligrosa enfermedad, de inmediato me van a contestar “los dueños del juego on line” y tienen razón… Ahora explíquenme porque hay diputados que votan en contra… seguro me van a decir “los compraron…”
Un caso flagrante de la vieja política, de la primacía de los inconfesables intereses personales y del tráfico de influencias, que los argentinos, en su enorme mayoría, votaron para que se termine y quieren desterrado del territorio nacional.
Pues… debo decirles que no es así…
Otro caso es el proyecto de Ficha Limpia, que confesamente está impulsado por el ex presidente Mauricio Macri para proscribir a Cristina Fernández y llevado adelante en el Congreso por la indignada Silvia Lospenato, que se sacó mal cuando fracasó la sesión por la ausencia de UxP y, muy llamativamente por los diputados de LLA y llegó a decir el borde de las lágrimas que «Milei acordó con Cristina».
Macri también salió a decir que en el gobierno no quieren el fin de la corrupción y le echó la culpa al súper asesor Santiago Caputo porque “acordó con el kircherismo”.
Se dice que el propio presidente le ordenó a su ministra Patricia Bulrrich que «levante» a dos diputados de la sesión para impedir que se apruebe la ley y darle una chance electoral a la ex presidenta.
Lo cierto es que Macri quiere sacar a Cristina de la competencia y Milei no. Macri quiere asegurar la futura vida del PRO y Milei elige a Cristina como adversaria para eliminar al macrismo y así es cómo aparece no sólo el acuerdo para dejar que CFK pueda potencialmente ser candidata, sino que, se sospecha, votarán juntos la eliminación de las PASO.
Esta última ley que ya fue puesta para las extraordinarias, incluso antes que el Presupuesto, es imprescindible para Macri porque con esa herramienta espera insertar a su partido en un frente con el gobierno, compitiendo con ventaja en muchos distritos donde LLA no armó aún su estructura y así recuperar el poder para su partido con un gran bloque de diputados y senadores.
Pero sin las PASO, Macri queda expuesto a la lapicera de Karina Milei que va a decidir quiénes serán los candidatos oficialistas en cada distrito, buscando construir un bloque propio que le dé cierta autonomía al presidente en los últimos dos años de gestión para profundizar sus reformas en el estado.
Sin las PASO, el pobre Mauricio quedará obligado a formar un frente pequeñito, con pocas chances electorales y que sería el certificado de defunción para al PRO tal como lo conocemos, ya que expone 14 senadores y 61 diputados elegidos en 2001 cuando sacó el 42% de los votos, la mayoría de los cuales podrían ser reemplazados por legisladores de La Libertad Avanza.
Otro punto oscuro que ya no le importa a los protagonistas si se sabe o no, es el apartamiento de los gobernadores de Juntos (ya no por el Cambio) de la mesa de Macri, que ya no le hacen caso para que sea él quien negocie las modificaciones del Presupuesto y cada uno se sienta con el gobierno a acordar sus necesidades provinciales, lejos de la venia macrista.
De echo, como gesto de buena voluntad y a pesar de la instrucción de quien otrora ostentara la jefatura de Juntos por el Cambio, le entregaron el gobierno el aval al DNU para negociar la deuda a cargo de Santiago Caputo. Algo que exasperó al ex presidente.
Lo llamativo de estas circunstancias, al menos para mi, es ver que la política de acuerdos, convenios, arreglos y negociaciones vaya a saber con que moneda de cambio, sigue mas vigente que nunca.
Y si bien la víctima inmediata es el enojado Macri, mas temprano que tarde estas cosas van a incidir en la figura del presidente a nivel popular.
Esto es así porque, posiblemente no se dio cuenta; pero está repitiendo las mismas prácticas políticas que la mayoría de los argentinos rechazaron con su voto.
La licencia social para todo lo que se hace a nivel público tiene un límite y se va renovando en la medida en que las acciones se alineen con los objetivos y las conductas que la gente espera.
Es un invalorable capital que se puede perder de a poco, defraudando a la opinión pública una y otra vez, o de un plumazo si la defección es muy grande.
El presidente tiene un enorme crédito todavía. La crisis que se vive desde hace 11 meses a nivel social ya le hizo perder una porción y este tipo de negociaciones espurias, que ya se denuncia a toda voz desde el macrismo, pueden limar aún más su figura y perder a pasos mas rápidos, el apoyo con el que todavía puede contar.
Es que el discurso de cambios culturales, del abandono de la vieja política, de la casta y la eliminación de los privilegios, empieza a perder sentido, mas aún si esos contubernios son justamente con el kircherismo, la principal facción que dice que quiere combatir, junto con el estado al que jura odiar.
