Tenía 47 años y estaba internada desde hacía dos semanas tras sufrir un ACV. Fue campeona mundial en cuatro categorías distintas y una referente indiscutida del boxeo femenino.
Alejandra “Locomotora” Oliveras, una de las figuras más emblemáticas del deporte argentino, falleció este lunes a los 47 años en un hospital de Santa Fe, luego de permanecer internada durante 14 días por un accidente cerebrovascular isquémico. Su muerte marca el final de una vida atravesada por la lucha, tanto arriba del ring como en su historia personal.
Nacida en El Carmen, Jujuy, el 20 de marzo de 1978, Oliveras se convirtió en la primera boxeadora argentina en ganar un título mundial en el exterior y en la única en conquistar cuatro coronas en distintas categorías: supergallo, ligero, pluma y superligero. Su carrera profesional comenzó en 2005 y se extendió hasta 2017, con un récord de 33 victorias (16 por nocaut), tres derrotas y dos empates.
Más allá de sus logros deportivos, la Locomotora fue una luchadora de la vida. Víctima de violencia de género en su adolescencia, encontró en el boxeo una forma de empoderamiento. “Un día me defendí, agarré a mi bebé y me fui. No volví nunca más”, relató años después sobre el momento que cambió su destino.
Su consagración llegó en 2006, cuando venció a la mexicana Jackie Nava en Tijuana y se coronó campeona supergallo del Consejo Mundial de Boxeo. A partir de allí, su carrera fue una sucesión de hazañas: peleas memorables, como la que protagonizó ante Marcela “La Tigresa” Acuña en un Luna Park repleto, y victorias resonantes, como la que le dio su cuarto título mundial en 2013.
Tras su retiro, Oliveras se dedicó a dar charlas motivacionales, abrió su propio gimnasio en Santa Fe y se involucró en la política. Fue candidata a diputada nacional en 2021 y, en 2024, electa convencional constituyente por el Frente de la Esperanza.
El 15 de julio de 2025, sufrió el ACV que la dejó internada en terapia intensiva. Este 28 de julio, su corazón dejó de latir, pero su legado se volvió eterno. Alejandra Oliveras no solo fue una campeona del boxeo: fue una símbolo de resiliencia, coraje y superación.